Hoy me encuentro en mi habitación, escuchando bien fuerte Coldplay.
Escribo lo que la música me indica. Escribo lo que la música me pide que escriba.
Y escribo, que estoy sola. Que es una soledad agradable. Estoy sola, pero no es una soledad triste. No es una soled que apena el alma. No es una soledad desconsoladora.
Al contrario, es una soledad que estimula.
Que me da lugar a pensar. Que me permite ser yo, sin tener que sonreír para nadie, ni decir cosas que no quiero decir. Puedo estar tranquila, con migo misma. Charlar con mi silencio, besar el ruido sordo que provocan mis propios latidos.
Todos nos quejamos. Si estamos solos, porque nos hace falta compañía. SI estamos acompañados, porque ésa persona no es la indicada.
Entonces, que buscamos? Que esperamos del mundo?
Los humanos... somos seres de grupo, o criaturas que pretenden vivir en sociedad, cuando lo que la naturaleza manda es que estemos cada uno por su lado, cada uno en su propio camino, siguiendo su propio destino? Cada uno siguiendo su instinto, aquel instinto que es el que nos mueve, el que nos impulsa?
El instinto. Es algo impuesto, o es algo con lo que se nace? Es algo efímero o eterno? Quién sabe.
Las cosas efímeras. Qué es algo efímero? Algo que dura poco, algo corto, algo que desaparece.
Hoy leí esa palabra, y me quedé pensando.
Nosotros somos efímeros. Nosotros nos vamos. Nosotros desaparecemos de este mundo de un instante a otro, y sin embargo, el mundo ni se entera que ya no estamos.
Los que lloran por nuestro destino son los conocidos... Pero el mundo no cambia por la ausencia de alguien. El mundo no se detiene a llorar por el alma de aquella persona, que repentinamente, cerró sus ojos, y nos abandonó.
Somos efímeros. Casi todo es efímero.
Cuando determinadas personas fallecen, el mundo sí detiene su vida cotidiana aunque sea por un día, para rendirle un tributo de respeto.
Pero... las personas comunes. Las personas del día a día. Vos, yo, ella, él. Nosotros, que vivimos nuestras vidas a la par de aquellos por los que sí se vela... No somos honrados de la misma forma que aquellas personas. Y eso es injusto. Pero, hay tantas cosas injustas. Tantos actos que merecen ser abolidos, castigados, y son pasados por alto, ignorados.
La injusticia me da bronca. Me da bronca cuando “los grandes” giran el rostro hacia el otro costado, dejando a todo un mundo injusto atrás.
Ojalá uno pudiese simplemente con sus palabras, cambiar las cosas.
Desearía que con sólo pensar en un mundo distinto, éste cambiase.
Pero es difícil, hay millones de impedimentos.
Difícil, no imposible.
Muchas cosas son efímeras.
Pero las ganas de ser yo. La necesidad de sentir la luz del sol. Las aspirancias a un mundo diferente.
El sueño que tiene como protagonista a una Micaela plena.
El querer ser feliz junto a ésas personas que valen la pena, junto a ésas personas que siempre están y que te sonríen cuando todos hacen una mueca de pena.
El sentimiento de una soledad alejada, que me permita charlar con mi silencio.
Éstas son cosas... simplemente eternas