La niña
Abre sus ojos al mundo. Finalmente se encuentra con aquellas alas que la abrazan y la acunan, que la protegen audazmente contra las dificultades que se presentan, que siempre están.
Un día, de su pequeña boquita surge el fruto de miles de palabras oídas, de millones de historias relatadas.
Mamá y papá, gotean de sus ojos, y ella, los observa sin saber la razón de su emoción. Luego, sabrá que decir aquel murmullo semejante a una palabra, sería su iniciación en el abstracto mundo del habla, y que la emoción, aquellas lágrimas, representan las tantas charlas acerca de ideales, acerca de sueños que la tienen como protagonista.
Conoce su mundo. Conoce a las personas que al verla, corren olvidando todos los problemas y la toman en sus brazos, para darle un tierno beso, cargado de sonrisas.
Ella debe defenderse, debe ser conocedora de los peligros que inevitablemente la rodean, pero es tan pequeña…
Una mañana, se despide mamá y papá y entra en un círculo social completamente nuevo. Hay chicos parecidos a ella, hasta la ropa es la misma.
Otra similitud, entre los nenes que toman la mano de la seño y ella, es el temor que todos le tienen a lo desconocido. La pena de solo pensar en no estar en las alas protectoras, de los que los saludan frenéticamente, intentando inspirarles seguridad.
Con el tiempo, todo cambia. Las seños, son profesores. El vestido rosa y el babero, son ahora un jean, una remera y unas botas. Los peluches, son collares. Y ella, deja de ser la pequeña de la casa. Un bebé, que se parece mucho a las fotos de ella hace seis años, la mira, y la admira.
La relación con el pequeño, su hermano, se fortalece hasta ser como las raíces de un roble con la tierra.
Papá y mamá, siguen teniendo alas, hermosas alas.
Y la pequeña, deja el sonajero, para tomar la lapicera y escribir esta historia.
aii ellaa.. XD
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